lunes, 20 de octubre de 2014

Capítulo 7º: " La Atalaya de Odín"




El grupo de viajeros se dirigía a la Atalaya de Odin, después de una jornada pudieron ver la Atalaya, por todo Tornafort se erigieron una cadena de Atalayas para asegurar que los posibles enemigos del reino fueran avistados ante un gran ataque. Las guarniciones que habitaban cada una de ellas eran hombres especializados, aunque con el tiempo y ante la desidia de la época de paz cayeron en una leve dejadez.
Las atalayas estaban formadas por un torreón que solía estar en la parte más alta de la pequeña fortaleza, una edificación media con un amplio salón comedor, la estancia del capitán asignado y debajo estaban las caballerizas junto a las estancias de la tropa. La entrada principal protegida por una pequeña torre donde se resguardaban los centinelas.


Lord Bully y toda la compañía llegaron a las puertas.


Centinela
¡Alto! ¿Quien vive?


Lord Bully
¡Abrid las puertas al embajador del reino de kindness en este reino!
Centinela:
¿Podéis acreditar tal asignación?
Ante la situación y viendo que estaba atardeciendo, el cansancio del viaje hizo acto de presencia. 


Fray Angelo:
¿Quien hace tantas preguntas?


Centinela:
¡Soy Martelo!


Fray Angelo:
¿Sábes quien soy Martelo?
Centinela:
¡Pues claro! ¡Sois Fray Angelo!
Fray Angelo:
¡Pues abrir la puerta! ¡No tenemos todo el día!



Se hizo un silencio, de pronto chirriaron las puertas y ante los ojos de los viajeros se abrió una cálida estancia.



Lord Bully esperaba una guarnición superior a la que encontró, pronto pregunto:
Lord Bully:
¿Cuantos hombres sois?
Centinela:
Antes éramos una quincena, pero ahora somos seis más el cocinero, os presentaré ante el capitán.



Llevaron los caballos a las cuadras, Lord bully, Fray Angelo y Fray Luis se presentaron ante el capitán. 

El viejo General y los dos guardias de la embajada  se preocuparon de inspeccionar toda la Atalaya, había que asegurados ante un posible ataque, la situación lo requería.


El capitán Marco ya había oído llegar a los invitados, estaba adecentado en medio del gran salón, el centinela abrió la puerta e hizo pasar a la compañía.
Capitán Marcos:
¡Ser bienvenidos! ¡Como bien he oído sois el embajador de Kidness en el reino! ¡Es un honor para nosotros que hagáis un alto en nuestras estancia! ¡Aquí podréis descansar ante el calor de un buen fuego y un plato caliente! No tenemos grandes lujos, pero lo que tenemos esta a vuestra disposición.


Lord Bully:
Agradecemos vuestra generosidad capitán y cuando regresemos a Umile daré parte de vuestra profesionalidad y hospitalidad.
Capitán Marcos:
¿Cual es el motivo de vuestro viaje?
Lord Bully:
Estamos conociendo el reino, nos dirigimos a Saggio, Forte y Credente, queremos conocer bien a fondo cada una de las provincias.

Capitán Marcos:
¿Porque no os habéis dirigido a la confortable posada de cien muertos?
Lord Bully:
Nos pareció una buena idea ver una de las pequeñas fortificaciones costeras del reino.
Capitán Marcos:
¡Podéis descansar pues! 

El capitán hizo cara de quedar satisfecho con las explicaciones que había obtenido, pero internamente dudo de cada una de las palabras del embajador, supo desde el primer momento que estaban escondiendo algo.


Llegó la noche y se sentaron a la mesa, la comida era humilde, unas sopas de pan,  y algo de carne con algunas verduras. 


Mientras cenaban los ojos de un personaje no paraba de observarlos en la oscuridad. 






Cuando todos los alimentos fueron servidos el cocinero aviso que se ausentaria unos momentos, sirvió más cerveza en la mesa y se retiró.


¡El cocinero era una hombre rudo! Entró con cuidado dentro de la estancia de Lord Bully y cerró la puerta con cuidado.
Después de la cena todos durmieron plácidamente, descansando como hacia días que no lo hacían.




A altas hora de la madrugada el cocinero se asomó a una de las ventanas de cocina y lanzó una paloma mensajera. ¿Cual sería su destino?


A la mañana siguiente antes de partir, el capitán Marcos se dirigió a Lord Bully:

Capitán Marcos:
¡Señor!, ¡Espero que tengáis un buen viaje! Si por casualidad necesitáis de mi o de mis hombres, ¡Solo teneis que decirlo! ¡No se cual es vuestra misión! ¡Y creo que no soy quien para preguntar!

Lord Bully:
¡Gracias Capitán!  ¡Es mejor que no sepa más! ¡Muchas gracias por todo! ¡Tampoco le diré que dirección tomaremos! ¡Si no lo sabe no podrá meterse en problemas!

Capitán Marcos:
¡Tengan buen viaje!





La compañía inicio su marcha,  no miraron atrás, no mencionaron palabra, solo cuando quedaron fuera del alcance de los ojos de los centinelas hicieron la pregunta que todos esperaban.


Fray Luis rompió el silencio, ¿Que dirección tomaremos?

Lord Bully:
Iremos en dirección a la posada de cien muertos, desde allí tomaremos una dirección para llegar a Saggio.

Continuará ...

domingo, 12 de enero de 2014

Capitulo 6º - La Luz


El trayecto por por la costa fue tranquilo, pasaron dos jornadas y decidimos hacer un alto y descansar durante un día, nuestro temple se fue afianzando durante el camino y abandonamos los nervios y la inseguridad de dos primeros días. 


Nos alejamos de los caminos principales y optamos por ir por senderos en los que la vigilancia del enemigo seria ciega, ¡seguro que nos esperarían en los caminos reales! Parece que nuestro plan estaba teniendo éxito.




El estar cerca de la costa hacia que nuestros pulmones disfrutaran del aire fresco. En un recodo de el camino encontramos un pequeño sendero que llevaba a un desfiladero, optamos por tomarlo y así poder descansar, durante unas horas pudimos dejar nuestras armas, los caballos agradecieron el descanso y nuestras posaderas también



Sentados alrededor de un fuego empezaron las preguntas de Lord Bully a Fray Luis:
¡Fray Luis! ¡Necesito que me enseñe ese libro! Tiene que existir una forma de destruirlo, ¡Estoy seguro!
Fray Luis:
¡Querido Lord Bully! Lo he intentado de todas las maneras, ¡pero es un libro maldito!



Fray Luis:
¡Querido Lord Bully! Lo he intentado de todas las maneras, ¡pero es un libro maldito! Lo arroje al fuego, lo he visto arder, ¡se convirtió en cenizas! Y a la mañana siguiente aparecía en el mismo sitio donde lo guardaba. Arranque todas la hojas una por una y las lance por los acantilados y a la mañana siguiente otra vez aparecía, opté por coger una barca alejarme mar adentro meterlo en un saco cargado de piedras, lanzarlo allí donde los pescadores no arrojan sus redes y al día siguiente otra vez estaba entre los muros de mi cabaña, ¡Tuve que desistir de esa idea! ¡He aprendido a convivir con él!


Lord Bully
Igualmente me gustaría examinar el ejemplar, ¡No hay nada eterno!


Fray Luis
¡Rindo pues este maldito libro!, a ver si vos encontráis esa puerta trasera que logre destruirlo.



Lord Bully cogió con delicadeza el ejemplar, estaba seguro que el druida Drogetex dejaría alguna pista para que no fuera un libro inmune, su transformación al mal fue progresivo y su grado de implicación no sería el mismo al principio que al final de sus días.


En la primera página había una litografía que evidenciaba que era la puerta del mal. En su primera página estaban escritas las palabras del druida, en ellas se evidenciaban un mensaje cifrado: 
Obscurum
"Hic est sermo, hoc est animam meam in te regna: et lumen exstingueret.
raducción Lorem tenebrarum ad viam invenient: Mea doctrina non est in manu mea est, et in qua futura mea.
Im 'non corruptibilium, et non est qui mihi continet. Venite tenebris et stabiliam regnum meum.
Solum recitant verba mea ad finem poder! Verbum repetere atra vim crescere, me habere solum".

Oscuro
"Esta es mi palabra, esta es mi vida, hay que acabar con la luz y sus reinos.
Aquí tenéis el camino para encontrar el sendero de la oscuridad, mi doctrina es el futuro y mi poder residirá en aquel que contenga mi palabra.
No soy destructible y tampoco será aquel que me contenga. ¡Venga la oscuridad y se establezca mi reino!.
¡Solo la repetición de mi palabra acabara con mi poder! ¡Solo repitiendo mi palabra aumentara el poder del oscuro y de aquel que me posea!"

¡Estoy seguro que aquí esta la llave para poder destruirlo!
En la cabeza de Lord Bully no dejaban de repetirse aquellas palabras, pero no había forma de que encajaran y tuvieran sentido. 
Optaron por descansar y esperar a que amaneciera otro día. 


Mandaron el arquero al camino y establecieron las guardias pertinentes para no sobrecargar a ninguno de los componentes del grupo.
La noche abrazo a todos los componentes y transcurio tranquila.


Al alba Lord Bully realizo su turno de guardia.


La noche con una luna llena dejaba ver las siluetas perfectamente. Una sombra se acercaba de la dirección donde estaba el grupo, sin dudarlo era Fray Angelo, ¡era fácil de distinguir! Fray Angelo se identifico y Lord Bully hizo un gesto para que se aproximase.



Fray Angelo
He estado pensando las palabras leídas esta noche y he pensado que si no hay forma de destruirlo podríamos llevarlo a alguien especializado en libros y su composición, conozco un impresor en Saggio que estoy seguro que nos podría ayudar.


Lord Bully 
¡Un impresor! Un impresor, ¡eso es! ¡ese es el camino! ¡es la respuesta!   


¡Fray Angelo es un usted una eminencia! ¿Como no me he dado cuenta?


Fray Angelo se quedó anonadado, no sabia que hacer, ¡Reír! o ¡Llorar! de lo que si que estaba seguro, era que no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Pero parecía que Lord Bully ¡Si!


¡En cuanto amanezca nos dirigimos a la Atalaya de Odin!


Continuará ...